3.687 – Aldea pereza

 Un ejército de mercenarios invade Aldea Pereza. Ninguno de los nativos mueve un dedo por defender el hogar. Los mercenarios miran, incrédulos, cómo los vecinos dormitan al amparo de las sombras y bostezan ante la evidencia del saqueo. Sólo el alcalde consigue levantar un dedo tímidamente acusador ante los invasores, y balbuce unas palabras para decirles, básicamente, que la infección que padecen es contagiosa y muy rápida.
A los mercenarios no les da tiempo a comprender. Al poco, caen exhaustos bajo el peso de las arcas repletas de monedas.
Dentro de un tiempo, preocupado por su ausencia, el rey que contrató a los mercenarios enviará otra horda a Aldea Pereza para averiguar qué ha ocurrido, y todo volverá a empezar.

Ana Tapia