2.113 – Lecciones en vídeo

alonso-IbarrolaHuesca  Cuando la niña de siete años llegó a casa, a sus padres no les hizo mucha gracia lo que contó. A partir del próximo lunes, la profesora había anunciado que les mostraría un vídeo con unas lecciones prácticas sobre la vida sexual de los animales y de los seres humanos. El padre, particularmente, no tenía ningún inconveniente en lo de los bichos, pero que su hija pudiera ver a una pareja «en acción», le asustaba. La madre, más práctica, se puso en contacto rápidamente por teléfono con otras madres en idéntica situación. Todas estaban preocupadas, molestas y susceptibles. Decidieron reunirse en casa de una de ellas el sábado por la tarde, y de dicha reunión salió nombrada una comisión de cinco madres, que se personaron en el colegio el lunes a primera hora. La Dirección, muy comprensiva con el asunto expuesto por la comisión, accedió a la petición. Antes de exhibir las cintas pedagógicas en clase, podrían contemplarlas y sopesarlas los padres de los alumnos. La noticia corrió como un reguero de pólvora por la ciudad, casi siempre tranquila. El martes por la noche, el salón de actos estaba totalmente abarrotado de padres de familia. Se apagaron las luces y tras una previa presentación de la profesora -que en opinión muy particular de algunos padres era una mujer atractiva y sensual- comenzó el visionado de las tres primeras lecciones. Al llegar a un primer descanso, todos los asistentes estaban conformes con la teoría expuesta. En la segunda parte se visionaron otros tres capítulos, dedicados a los seres humanos, a la procreación, al coito, a las diversas posturas, etcétera. Resulta ahora muy difícil narrar lo que ocurrió entre los asistentes. Habría que remitirse a los comentarios posteriores en cada uno de los hogares, o lo que es peor: a los hechos que se sucedieron y repitieron en más de una casa. Algunos matrimonios, presos de gran excitación en la sala y aprovechando la oscuridad, cometieron actos irresponsables y ofensivos para quienes se sentaban a su lado. Hubo parejas que se besaron con fruición, con pasión, recordando tiempos pasados, de novios. Y en las alcobas, algunas «imágenes» fueron testigos de unos actos que jamás los implicados hubieran soñado con poner en práctica días antes… Las lecciones, de todos modos, fueron prohibidas.

Alonso Ibarrola
No se puede decir impunemente ‘Te quiero’ en Venecia.Visión Libros. 2010
http://www.alonsoibarrola.com/