2.737 – La cripta

cripta-capuchinos-roma  Cuando papá me llevaba al museo siempre íbamos a ver El hermano y por la noche soñaba con la visión del franciscano muerto y su rostro como de cera y su hábito granítico que se iba deshaciendo hasta dejar ver su esqueleto y entonces se levantaba y me conducía por las laberínticas calles de la ciudad hasta que llegábamos a la gran bóveda donde decía que descansaríamos por los siglos de los siglos. Ahora, que estoy tan despierta, veo a esa niña que no se atreve a tocar mi rostro de alabastro, y sufro pensando que tal vez tenga la misma pesadilla que yo esta noche.

Miguel Ángel López Manrique