2.749 – Los que esperan

leon_de_aranoa  Bienaventurados los que esperan a que pase al fin su tren, sentados en un banco, contando las baldosas del andén, en la estación equivocada.
Bienaventurados los que esperan que ella vuelva, pese a todo. Los que esperan a que suene el teléfono, a que se abra la puerta, a que llegue la ansiada carta.
Y también los que esperan en los corredores encerados de los hospitales, ante las puertas de los quirófanos, en el umbral de los comedores sociales. Los que esperan ver su nombre en una lista en la pared, o a que se pronuncie el fatal diagnóstico.
Bienaventurados los que cuentan los días, las horas, los minutos. Los que esperan a que todo acabe, o que todo empiece.
Aguardan su turno, el momento que les pertenece. Aguardan la guinda, el gol en la prórroga, el cromo que completa el álbum. Y la caricia que les fue negada, el paraíso prometido a otros. Aguardan el final del cuento, lo que les deben, lo que se merecen: la parte mejor de la mejor parte.
Bienaventurados también los que nada esperan ya. Malgastaron sus ilusiones en la penumbra de la sala de espera de su adolescencia, planeando con detalle hermosos viajes que jamás emprendieron. Desde entonces habitan los mapas, los proyectos, los sueños: alerta siempre, listos para saltar la valla. Decididos a averiguar por sí mismos, de una vez por todas, a qué carajo saben las perdices.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

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