3.650 – Estatuas

  El hombre luce una inquietante sonrisa. Esta desaparece cuando alguien le lanza una moneda. Entonces desenfunda su revólver y dispara. Después saluda con el sombrero y vuelve a quedarse inmóvil. Reanudo mi paseo y descubro un duendecillo verde que salta y hace piruetas en el aire. Más abajo un arlequín baila, una bruja vuela montada en su escoba y un espantapájaros ahuyenta las palomas. Al final de la rambla, una mujer duerme en un banco. Un perro merodea a sus pies. Me acerco y le tiro una moneda. El perro ladra, la mujer entreabre un ojo y me mira. «Gracias», susurra. Luego vuelve a quedarse dormida.

Agustín Martínez Valderrama